Comunicación en crisis, Caso Adpostal
CRISIS DE COMUNICACIÓN EN EMPRESAS DEL ESTADO COLOMBIANO
Pocas empresas estatales cuentan con un departamento de comunicaciones que anticipe y regule las crisis a nivel interno debido a la alta inversión que ello requiere. Tal es el caso de la Administración Postal Nacional (Adpostal), mejor conocida como Correos de Colombia, una organización que en año el 2005, después de cuatro de cuatro décadas de prosperidad vivió una situación problemática y difícil de controlar.
Tradicionalmente el correo colombiano ha contado con un buen nombre a nivel continental. En esta medida hay que señalar que la operación de correo aéreo confiada por más de 70 años a Avianca arrojó grandes resultados para Adpostal. En el año 1989, Correos de Colombia se encontraba ubicado entre las cinco mejores empresas del continente y en segundo lugar a nivel latinoamericano después de Brasil según Myriam Garzón de Merjech, ex directora del Departamento de Capacitación Postal.
Crisis corporativa
El once de abril del año 2005, los empleados de Adpostal, recibieron una carta, donde se les citaba a una reunión de carácter obligatorio, que se llevó a cabo en esa misma semana.
En la reunión se intimidó a todos los presentes para que firmaran un acta, previamente elaborada por la junta directiva de la organización, donde se estipulaba que los empelados debían acogerse a un “Plan de Retiro Voluntario”; de lo contrario serían despedidos con una indemnización menor, puesto que la empresa iba a ser vendida e una entidad extranjera posiblemente francesa o americana.
Ya era un hecho, Adpostal debía ser liquidada, como sucedió con Telecom, su principal aliado, durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Pero los gerentes no supieron manejar la situación en relación al recurso humano de la organización.
Es así como los trabajadores citados firmaron el acta sin recibir información detallada sobre el supuesto acuerdo.
“Fuimos obligados, fuimos engañados, nadie nos comunicó con claridad sobre la situación que se estaba presentando. De hecho, las personas que nos atendieron ni siquiera eran de Adpostal, eran empleados de una Fiduciaria contratada. La empresa no dio la cara”, afirma un ex – empleado de transportes de la regional Antioquia, a quien apenas le faltaban 36 meses para cumplir su jubilación legal, y agrega que su vida cambió de manera trascendental por esta decisión que fue tomada bajo presión.
Hoy, después de siete años, Adpostal continúa ofreciendo los mismos servicios bajo un nuevo nombre: 472, la red Postal de Colombia; pero sus antiguos empleados siguen expresando el sentido de pertenencia por la organización, como lo asegura la ex secretaria de la sede Medellín, Lucelly Galeano.
El error más grave de esta situación es que la información suministrada a los empleados fue errónea. Los portavoces fueron preparados para mentir a los empleados de la empresa y no existía un departamento de comunicaciones para elaborar planes ante la crisis.